
Y tan rápidas, como que pasaron de cruzarse por el parque sin conocerse de nada a estar follando en la cama en cuestión de unas horas. Uno estaba leyendo y el otro haciendo ejercicio, se miraron, se molaron, charlaron un poco y quedaron par irse a casa. El resto lo podéis imaginar, se pegaron un polvazo de lo más salvaje, con un par de corridas de lo mejor.