
Se sentaron ahí y el primero de estos chicos le echó un piropo muy básico, pero que funcionó: Oye, esos pantalones te sientan de lujo... En cuanto acercó la mano al pantalón el otro ya se puso como una moto, y no perdió el tiempo, le comió la boca, le quitó la ropa y le enseñó una apremiante empalmada que quería probar en su culito, quería hacerle sexo anal y chuparle hasta el último tatuaje de su cuerpo.