
Había heteros, pero también varios chicos gays en esa acampada, y en cuanto tuvieron ocasión algunos corrieron a un sitio apartado para disfrutar de un buen polvazo de sexo anal entre los árboles, con el único sonido de fondo de los pájaros, las ramas meciéndose y los huevos de este moreno al golpetear una y otra vez con cada nuevo pollazo...